Dios Fuerte, Padre Eterno, vino a esta tierra, fue crucificado y soportó el ridículo, el desprecio y la persecución de innumerables personas. Sin embargo, Él soportó todo esto en silencio para poder encontrar a su pueblo verdadero, expiar todos sus pecados y salvarlos.
En el proceso de salvar a los hijos celestiales, Jesús en su primera venida, Cristo Ahnsahnghong en su segunda venida, y la Madre Jerusalén Celestial vinieron a esta tierra en la carne. Según la profecía, este camino inevitablemente incluye los días de tristeza, seguidos por los días de gozo cuando se reciba la gloria. Conforme a esta promesa, la gloria de Dios Madre, quien ahora guía la Iglesia de Dios, se está revelando en todo el mundo.
Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. Juan 10:32–33
No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados. Isaías 60:20
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